Azrael, ángel bíblico, ángel fuerte,
ángel de redención, ángel sombrío,
ya es tiempo que consagres a la muerte
mi cerebro sin luz: altar vacío…
De «Azrael», en Místicas (1898), de Amado Nervo.
Y he aquí los astros —¡chispas de fraguas
del viejo Cosmos!— que descendían
y, al apagarse sobre las aguas,
en hiel y absintio las convertían.
De «Apocalíptica», óp. cit.
Porque, roja visión en noche oscura,
Cristo va por mi vía de amargura
agitando su túnica escarlata.
De «A Némesis», óp. cit.
Mas sé por intuición que un astro mismo
ha presidido nuestra noche oscura,
y que en mí como en ti libra la altura
un combate fatal con el abismo.
De «A Felipe II», óp. cit.