Javier Marías, 1951-2022

Como alguno de sus personajes, el notable autor español Javier Marías ha muerto de manera inesperada. No más novelas vagas y recurrentes, no más diatribas vitales, no más traducciones buenas de su máquina de escribir. Adiós a su lucidez, a sus corrientes ocultas, a su remota ternura. La liebre lo despide con un ensayo aparecido en la revista Nexos hace tiempo. Descanse en paz.

Javier Marías. Foto de la RAE, vista aquí.

El malestar de Marías

La obra de Javier Marías es una de recurrencias. Temas como el de los secretos y su develamiento, la muerte en cuanto precipitante (no la muerte que ha sido anticipada, sino la que trastorna y redefine) y el triángulo amoroso son parte de un eterno retorno. Son accidentes mayores del terreno existencial en el que se desarrollan las historias.

Marías fijó el catálogo de sus preocupaciones desde El hombre sentimental, al menos, y a partir de entonces no ha hecho sino desarrollarlo. No quiero decir con esto que se repita con monotonía —aunque evidentemente su narrativa transcurre como una larga salmodia y tiene un efecto hipnótico similar—. Entre una novela y otra hay cambios temáticos, pero éstos no se deben a vuelcos completos. Son resultado, más bien, de las variaciones en el peso relativo de unos cuantos asuntos.

Así, el tema del secreto, necesario en El hombre sentimental, cobra su entera dimensión en Corazón tan blanco, que gravita en torno a un ocultamiento. El triángulo amoroso abarca toda la obra del escritor, pero en Mañana en la batalla piensa en mí es orgánico. Mientras que el asunto de la suerte domina en El siglo, en novelas posteriores destaca más como medio que como fin. Marías acomete siempre el mismo paisaje humano, pero desde distintas perspectivas, de tal forma que un elemento plegado al fondo en una novela se acerca y cobra prominencia en una obra posterior, por efecto de un gradual desplazamiento, mientras que otro retrocede a un segundo o tercer plano.

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Más de lo que parece

¿Cuánto cabe en unas pipas, en tres minutos y medio, en π?

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Pipas, de Manuela Moreno (Momento, España, 2013, 4 min.)

Hay historias que lo deben casi todo a sus protagonistas. Que perderían, sin ellos, su sustancia, su pulpa. Pipas es una de esas historias. Basta que corra el video unos cuantos segundos para quedar por completo fascinados con las chicas, una suerte de pareja dispareja que no hace otra cosa que pasarla sentada, comer pipas (semillas de girasol) y platicar apática, casi abúlicamente. Los escasos tres minutos y medio del metraje resultan al mismo tiempo muy satisfactorios e insuficientes. Uno se queda con ganas de seguir oyéndolas.

A primera vista son desafectas, indolentes. Mantienen alto el mentón, miran fastidiadas a ninguna parte, escupen groseramente los restos de las semillas, sonríen socarronamente, tuercen la boca con asco, fruncen, levantan las cejas, dicen lindas palabrotas, se responden con desdén, la toma angular las hace darse un poco la espalda. Chicas malas con paisaje de grafiti.

Pero muy pronto también esa cáscara se agrieta y alcanzamos a mirar un contenido más tierno. Advertimos, por ejemplo, que se tratan con confianza, que no les importa aburrirse juntas, que comparten motoneta, es una amistad larga, tal vez de toda la vida. Que en el fondo aún albergan depósitos de inocencia, bobería o ingenuidad: lucen accesorios, estampas, colores infantiles o púberes (los pasadores cruzados, el arete de estrella, la Hello Kitty, el rosado…); se ven sanas, sin vicios; no se saben ignorantes ni entienden, mucho menos, que conviene disimular la necedad; sobreactúan la mala actitud, como para compensar, por ejemplo cuando Pi se recarga a sus anchas luego de que su amiga dice que la ve tranquila. Advertimos que, incluso en palabras de la chica, la escena de la cama es, ni modo, encantadora, romántica si las hay, que Pi sí es la constante matemática y no las primeras letras de una supuesta Pilar, algo que la sudadera mostaza y su símbolo, extraña, cósmicamente, confirman. Que Paco ni por asomo se «la está pegando», que la quiere y ella lo quiere a él.

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Juan José Arreola: biografía a cien voces

Un coro de autores entre los que se cuentan Borges, Pacheco y Agustín prestan sus palabras para relatar, polifónicamente, la vida del notable confabulador mexicano.

Publicado en el número 104 de Luvina (otoño de 2021), este collage hizo las veces de guion curatorial de «Una feria para Juan José Arreola», exposición biobibliográfica que se presentó en el Patio de Escritores de la Biblioteca de México en 2018 con motivo del centenario del nacimiento del escritor.