Pipas
De Manuela Moreno, con Marta Martín y Saida Benzal (Momento, España, 2013, 4 min.)
Hay historias que lo deben casi todo a sus protagonistas. Que perderían, sin ellos, su sustancia, su pulpa. Pipas es una de esas historias. Basta que corra el video unos cuantos segundos para quedar por completo fascinados con las chicas, una suerte de pareja dispareja que no hace otra cosa que pasarla sentada, comer pipas (semillas de girasol) y platicar apática, casi abúlicamente. Los escasos tres minutos y medio del metraje resultan al mismo tiempo muy satisfactorios e insuficientes. Uno se queda con ganas de seguir oyéndolas.
A primera vista son desafectas, indolentes. Mantienen alto el mentón, miran fastidiadas a ninguna parte, escupen groseramente los restos de las semillas, sonríen socarronamente, tuercen la boca con asco, fruncen, levantan las cejas, dicen lindas palabrotas, se responden con desdén, la toma angular las hace darse un poco la espalda. Chicas malas con paisaje de grafiti.
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Salón Royale
De Sabrina Campos, con Julia Marina Bellati, Julieta Zylberberg y Luciana Lifschitz (Robot, Argentina, 2011, 14 min.).
El corto toma su nombre del salón de eventos al que se dirigen en auto las mujeres de la historia. Pero en la dirección que ellas mencionan, Venezuela 3300 esquina con Virrey Liniers, Buenos Aires, lo que hay en el mundo real es un salón de belleza. No creo que sea casualidad, no en una obra tan redonda. Además de señalar una suerte de epicentro geográfico y argumental, el título, Salón Royale, cifra uno de los temas principales de la cinta: la apariencia femenina, el valor que se le da y los cambios que experimenta por efecto del tiempo y los tratamientos.