
«Uno no se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, nos revela nuestra desnudez, nuestra miseria, nuestro desamparo, la nada.»
Cesare Pavese se suicidó en su querida Turín el 27 de agosto de 1950, hace exactamente siete décadas. Tenía cuarenta y un años. Vida mutilada, dirían algunos. Tiempo escaso de creación, a los ojos adiposos de la sociedad actual y, en particular, de aquellos escritores que él llamaba, no sin cierta suspicacia, literatos. No a los suyos, no a los ojos de poetas como él, como Chéjov, mucho menos como Rimbaud.
Continuar leyendo «Pavese a setenta años»